Escribe Nazly Borrero Vásquez : El papel de la forensia digital en investigaciones complejas

Nazly Borrero Vásquez
La tecnología ha transformado múltiples aspectos de la vida cotidiana, pero también ha ampliado el campo de acción de actividades ilícitas. En este contexto, la forensia digital ha adquirido una relevancia significativa como herramienta para el esclarecimiento de delitos complejos, como el lavado de dinero, la trata y explotación de niñas, niños y adolescentes (MASNNA, MESNNA y ESCNNA) y el uso indebido de criptoactivos. A pesar de su potencial, tanto las instituciones gubernamentales como el sector privado enfrentan un reto considerable: la escasez de personal capacitado para llevar a cabo este tipo de investigaciones.
La forensia digital se define como el proceso de identificación, preservación, análisis y presentación de evidencia digital. Este campo combina conocimientos de informática, derecho, investigación criminal y ciberseguridad. Su utilidad abarca desde el análisis de correos electrónicos hasta la recuperación de datos borrados, pasando por el rastreo de transacciones financieras electrónicas y criptográficas.
En investigaciones relacionadas con el Lavado de Dinero, por ejemplo, la forensia digital permite seguir el rastro de los fondos ilícitos a través de complejas redes de transacciones electrónicas. Las operaciones de blanqueo hoy no solo utilizan bancos tradicionales, sino también plataformas de pago digitales, criptomonedas y paraísos fiscales digitales. Los analistas forenses pueden reconstruir el flujo del dinero, identificar nodos clave en la cadena de transacciones y vincular estos elementos con personas o entidades físicas o jurídicas. Este tipo de reconstrucción es fundamental para sustentar procesos judiciales y desmantelar estructuras financieras delictivas.
En los casos relacionados con la MASNNA, MESNNA y ESCNNA, el análisis forense digital es clave para identificar redes de explotación. Desde foros ocultos en la dark web hasta redes sociales comunes, las plataformas digitales son utilizadas por los agresores para captar, coaccionar o comercializar contenido ilegal. La forensia digital permite rastrear archivos, metadatos, direcciones IP, patrones de comportamiento y otras señales que facilitan la identificación de víctimas y victimarios. Las pruebas obtenidas a través de estos medios deben cumplir con estándares rigurosos para ser admitidas en un juicio, lo que requiere un manejo técnico y ético impecable.
El crecimiento de los Criptoactivos como herramienta financiera también ha generado un nuevo frente de trabajo para la forensia digital. Aunque tecnologías como blockchain ofrecen cierta transparencia, también han sido utilizadas por redes delictivas para dificultar el rastreo de fondos. La tarea del especialista en este caso es doble: por un lado, debe comprender la lógica criptográfica de estas tecnologías, y por otro, desarrollar habilidades para analizar cadenas de bloques, identificar wallets, patrones de comportamiento, y cooperar con plataformas y autoridades internacionales en entornos muchas veces descentralizados y sin jurisdicción clara.
A pesar de su importancia, uno de los principales desafíos que enfrentan las instituciones es la falta de personal calificado. La demanda de especialistas supera ampliamente la oferta, tanto en el ámbito público como privado. Muchos organismos gubernamentales carecen de equipos multidisciplinarios que puedan abordar estas investigaciones de manera integral. Esto se traduce en demoras, errores y en ocasiones, la imposibilidad de llevar adelante casos que requieren conocimientos técnicos avanzados.
En el sector privado, la situación no es distinta. Empresas financieras, tecnológicas o de telecomunicaciones, si bien cuentan con departamentos de seguridad informática, en muchos casos no tienen profesionales con formación específica en forensia digital. Esto no solo las expone a vulnerabilidades internas, sino que también limita su capacidad de colaborar con las autoridades ante incidentes que afectan a clientes o usuarios. La formación constante y la actualización en herramientas y técnicas deben ser parte de una estrategia institucional para cerrar esta brecha.
La cooperación internacional y el trabajo colaborativo entre sectores también son fundamentales. Muchos delitos digitales tienen carácter transnacional, lo que requiere protocolos de intercambio de información, estándares comunes y marcos legales armonizados. La falta de personal capacitado dificulta también este tipo de esfuerzos, que requieren no solo conocimientos técnicos sino también competencias blandas, como el manejo de idiomas, comprensión cultural y habilidades de negociación.
Otro aspecto relevante es la necesidad de incorporar la perspectiva de protección de derechos, especialmente en investigaciones relacionadas con niñas, niños y adolescentes. No se trata únicamente de reunir evidencia, sino de garantizar que el proceso sea respetuoso, sensible y que contribuya a prevenir la revictimización. Esto requiere una combinación de capacidades técnicas, legales y humanas que solo pueden desarrollarse con programas de formación especializados y con una mirada integral del fenómeno.
En síntesis, la forensia digital ha pasado de ser una herramienta técnica complementaria para convertirse en un eje central para la investigación de delitos complejos. Su capacidad para descubrir lo que permanece oculto en el mundo digital es esencial en una era en la que las redes criminales aprovechan la tecnología para operar con mayor eficacia. No obstante, su efectividad depende en gran medida de la disponibilidad de profesionales capacitados, recursos adecuados y una visión estratégica por parte de las instituciones.
La inversión en talento humano, infraestructura tecnológica y marcos normativos adecuados no puede seguir postergándose. Solo con equipos formados, interdisciplinarios y con una visión integral será posible enfrentar los retos que plantea la criminalidad digital moderna, proteger a las víctimas y garantizar una respuesta efectiva desde el ámbito judicial, institucional y social.
La autora : MSTRA. NAZLY BORRERO VÁSQUEZ
Ingeniera Informática, igualmente cuenta con estudios en las especializaciones y diplomados en
Gerencia Estratégica, Derecho Informático, Maestra en Ciberseguridad con la UTH Florida, cuenta
con certificaciones internacionales en Protección de Datos Personales, Auditoria Forense, ISO
27001 Seguridad de la Información, Perito Ciberjudicial. Consultora y asesora en Ciberseguridad
y Forensia Digital, docente de maestría en la Universidad País Innova de Chiapas, asimismo
asesora en la creación de diplomados, cursos y mallas académicas en ciberseguridad en institutos
académicos. En el momento pertenece a la Federación Internacional de Comercio Electrónico y
Economía Digital en México, como Coordinadora en Seguridad Digital, cuenta con
entrenamientos en ciberseguridad por parte de la OEA (Organización de Estados Americanos),
Autora de varios artículos técnicos publicados en universidades de la región, y de los libros
“Fronteras Invisibles de la Ciberseguridad”, “A un Click de Enredarse Recargado 1 y 2”, “Clickea
y Procede Mejor” y “Cadena Inmutable: Homologación y Forensia en la Era Digital” y su último
libro “Cyber Artificial. Conectando las Fuerzas Digitales de Protección”. Investigadora de
Ciberacosos en Latinoamérica, y Juegos de Reto, y Drogas Auditivas y sus efectos.
Ha sido reconocida por la SEP DGETI por su contribución en la elaboración de la malla académica
y preparación a los docentes en la carrera técnica en Ciberseguridad 2024, Por la Alianza México
Ciberseguro por Trayectoria Profesional en Ciberseguridad, con la Exaltación de Honor por el
Distrito Especial de Santiago de Cali (Colombia) por su trayectoria en el ámbito de la
ciberseguridad 2022, como también ha sido reconocida por WOMCY (Woman in Cybersecurity)
WISECRA (Woman in Security and Resilience Alliance) como una de las 50 mujeres más
influenciadoras en Ciberseguridad 2020 y 2021, y por la Comunidad Latinoamericana de
Consultores y Asesores en Gestión de Riegos y Seguridad como “Lideres que dejan huella en
seguridad 2019, 2020 y 2021”., y otros reconocimientos por sus aportes en conferencias
internacionales y nacionales en distintos países en el ámbito de la ciberseguridad.