Expertos sostienen que debe haber educación financiera desde la infancia
En un contexto marcado por el consumo digital y las transformaciones en el mundo laboral, la formación de ciudadanos financieramente conscientes se posiciona como una inversión de largo plazo con beneficios que van más allá de la economía personal. Estudios y experiencias demuestran que la educación financiera temprana no solo optimiza la toma de decisiones en la adultez, sino que fomenta una relación más saludable y reflexiva con el dinero.
Expertos de la compañía Adelantos.com subrayan la importancia de iniciar este aprendizaje en el hogar:
“La educación financiera no empieza en la adultez, empieza en casa, en la infancia. Nuestro desafío como sociedad es formar hábitos saludables desde temprano: enseñar a valorar el ahorro, entender el consumo y tomar decisiones con conciencia. En Adelantos.com creemos que cuanto antes se aprende, más libre y empoderado se vive”, aseguran.
Prácticas concretas para fomentar hábitos financieros
Desde el ámbito familiar y educativo, se destacan varias prácticas efectivas para inculcar estos hábitos desde la infancia y la adolescencia:
- Juegos con dinero ficticio: Simular escenarios reales de compras, elaboración de presupuestos y toma de decisiones de ahorro tanto en el hogar como en el aula.
- Mesadas con propósito: Asignar una cantidad de dinero regular (semanal o mensual) para que los niños y adolescentes puedan practicar el ahorro orientado a metas específicas.
- Participación en decisiones familiares: Incluir a los miembros más jóvenes en conversaciones sobre gastos domésticos, planificación financiera y priorización de compras.
- Uso de apps educativas: Aprovechar herramientas digitales diseñadas para enseñar conceptos financieros complejos, como interés, inversión y planificación, de una manera lúdica y accesible.
