Escribe Nazly Borrero Vásquez sobre violencia digital y niños

Escribe Nazly Borrero Vásquez sobre violencia digital y niños
Nazly Borrero Vásquez, distinguida como una de las 100 mujeres líderes de México, columnista de www.globalbuenosaires.com.ar, escribe sobre violencia digital  y niños . Cómo protegerlos de los peligros que los acechan.
Nazly Borrero Vásquez es  Ingeniera Informática, cuenta con estudios en las especializaciones y diplomados en Gerencia Estratégica, Derecho Informático, Maestra en Ciberseguridad con la UTH Florida, cuenta con certificaciones internacionales en Protección de Datos Personales, Auditoria Forense, ISO27001 Seguridad de la Información, Perito Ciberjudicial.
También ese autora de los libros “Fronteras Invisibles de la Ciberseguridad”, “A un Click de Enredarse Recargado 1 y 2”, “Clickea y Procede Mejor” y “Cadena Inmutable: Homologación y Forensia en la Era Digital” y  “Cyber Artificial. Conectando las Fuerzas Digitales de Protección”. 

En diciembre de 2025, el entorno digital sigue siendo un espacio donde millones de niñas, niños y adolescentes navegan, juegan, aprenden y se conectan con el mundo. Sin embargo, no todo lo que brilla es seguro. Las plataformas, redes sociales, aplicaciones de mensajería y espacios de juego en línea, aunque son herramientas de socialización y educación, también pueden ser escenarios donde ocurre violencia digital. Esto incluye acoso, difusión no autorizada de imágenes, invitaciones de desconocidos, chantajes y otras agresiones que dejan huellas profundas en quienes las viven.

¿Qué es la violencia digital y por qué debería importarnos?

La violencia digital ocurre cuando una persona es acosada, manipulado su contenido, amenazado o expuesto a situaciones dañinas a través de tecnologías interactivas como redes sociales, chats, juegos en línea o aplicaciones de mensajería. Esto puede incluir:

  • Ciberacoso (cyberbullying): insultos, hostigamiento o humillación repetida mediante mensajes, publicaciones o grupos en línea.
  • Grooming: cuando un adulto se hace pasar por otra persona para establecer una relación con un menor con fines perjudiciales.
  • Sextorsión y chantaje: presiones para obtener imágenes íntimas o información personal.
  • Contactos no deseados o peligrosos: invitaciones para encuentros o solicitudes de información personal.

Estas formas de violencia no siempre dejan marcas físicas, pero sí pueden afectar la autoestima, el bienestar emocional y la seguridad de quienes las viven.

Qué está pasando en México, Colombia y Ecuador

México

En nuestro país, la mayoría de niñas, niños y adolescentes tienen acceso a internet y redes sociales. El uso digital crece rápidamente y muchas veces sin supervisión adulta directa. Un estudio reciente indica que alrededor de una de cada cuatro adolescentes que usan internet ha experimentado ciberacoso, un tipo de agresión que puede incluir mensajes ofensivos, humillaciones o amenazas en redes sociales o chats.

Según datos de organizaciones especializadas, cientos de miles de adolescentes en México han sido afectados por prácticas como el envío de imágenes íntimas sin consentimiento y doxing, donde se comparte información privada sin permiso, lo que puede poner en riesgo su privacidad y dignidad.

Colombia

Aunque los datos más recientes no siempre distinguen claramente entre violencia física y digital, se sabe que Colombia reporta miles de casos de abuso y violencia contra menores, muchos de los cuales ocurren en el ámbito familiar, social y digital. Las cifras de abuso registradas por entidades de protección infantil ponen de manifiesto la urgencia de actuar también en el espacio en línea, donde las redes sociales y las aplicaciones pueden ser utilizados por agresores para acercarse a niñas, niños y adolescentes.

Ecuador

En Ecuador, las investigaciones muestran que aproximadamente 3 de cada 10 menores han sido víctimas de acoso y violencia en redes sociales, y casi la mitad ha recibido invitaciones de personas desconocidas o solicitudes de información personal en entornos digitales. Estas experiencias pueden generar estrés, miedo y aislamiento entre quienes las viven, y muchas veces se mantienen en silencio porque los menores no saben cómo pedir ayuda.

Señales de alerta que ninguna familia o escuela debería ignorar

Es importante que padres, madres y docentes aprendan a reconocer señales emocionales y de comportamiento que pueden indicar que una niña, niño o adolescente está enfrentando violencia digital:

  • Cambios bruscos de humor, tristeza o ansiedad después de usar el celular o la computadora.
  • Evitar hablar sobre actividades en línea o mostrar nerviosismo cuando llega un mensaje.
  • Retiro de actividades familiares o escolares.
  • Ocultamiento constante de pantallas o aplicaciones cuando alguien se acerca.
  • Reportes de insultos, amenazas o publicaciones ofensivas sobre ellos en redes.

Cómo pueden actuar los padres y madres

Proteger a niñas, niños y adolescentes en el mundo digital no es una tarea imposible ni debería basarse en prohibiciones rígidas. Aquí hay maneras prácticas de estar presentes y acompañar sin invadir:

1. Compartir experiencias y reglas claras Hablar con empatía sobre internet: qué aplicaciones usan, con quién hablan y qué riesgos pueden existir. Establecer acuerdos claros sobre el uso de dispositivos, horarios, y qué hacer si algo incómodo ocurre.

2. Mantener la tecnología en espacios compartidos Colocar computadoras o tablets en áreas comunes de la casa permite observar sin espiar, generar confianza y minimizar riesgos.

3. Enseñar a distinguir entre amistades reales y perfiles falsos Mostrar cómo reconocer señales de alerta en perfiles, mensajes insistentes o solicitudes sospechosas. Explicar que no todas las personas son quienes dicen ser en línea.

4. Fomentar la comunicación abierta Una regla simple: si algo les incomoda o preocupa en internet, deben sentirse libres de contarlo sin temor a castigos. A menudo, las víctimas no hablan por miedo o vergüenza.

5. Conocer las aplicaciones que usan Es útil que padres y madres conozcan las funciones básicas de redes y juegos populares para entender mejor dónde pueden surgir riesgos y cómo activan herramientas de seguridad o privacidad.

Qué pueden hacer los profesores y educadores

El rol de la escuela y los docentes es fundamental porque los menores pasan una buena parte de su tiempo allí. Algunas recomendaciones útiles:

1. Integrar educación digital en la vida escolar Más allá de bloquear sitios, es clave hablar sobre el uso responsable de la tecnología, respeto en línea y cómo manejar situaciones de acoso.

2. Crear espacios seguros para compartir Tener momentos donde estudiantes puedan hablar de experiencias, buenas o malas, en un ambiente de confianza puede ayudar a identificar y actuar ante problemas.

3. Colaborar con las familias Los profesores pueden compartir herramientas, recursos y sugerencias con las familias para tener un enfoque conjunto entre hogar y escuela.

4. Reportar y acompañar Si se identifica que un alumno está pasando por violencia digital, el colegio puede activar protocolos de atención, contactar a la familia y, si es necesario, a autoridades competentes.

Recursos útiles y maneras de buscar ayuda

Los países mencionados cuentan con diversas instancias donde se puede buscar apoyo:

  • Líneas de ayuda para denunciar situaciones peligrosas en línea.
  • Orientación psicológica escolar o comunitaria.
  • Protocolos de actuación en casos de ciberacoso o grooming dentro de instituciones educativas.
  • Herramientas de denuncia dentro de redes sociales y servicios de mensajería.

Hablar con especialistas, autoridades educativas o servicios de protección infantil puede ser un paso importante si se detecta una situación de riesgo.

Un llamado a estar atentos, unidos y sin miedo

Ante la violencia digital que enfrentan muchas niñas, niños y adolescentes en México, Colombia, Ecuador y en el mundo, lo más poderoso que podemos ofrecer es presencia, escucha y acompañamiento informado. No se trata solo de limitar el uso de dispositivos, sino de entender lo que ocurre en esos espacios, conversar con apertura, reforzar la autoestima y dar herramientas concretas para que menores puedan reconocer riesgos y pedir ayuda cuando la necesiten.

El internet y las redes sociales pueden ser un lugar de aprendizaje, conexión y creatividad. Con la participación activa de familias y escuelas, podemos mejorar las experiencias digitales de la próxima generación y asegurarnos de que el mundo en línea sea también un lugar seguro para crecer.

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